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Por Ricardo Klein para Frontera Rock y Energy 99

El Escenario GNP Seguros vibró la noche del sábado 15 de noviembre cuando Miguel Mateos regresó a Monterrey con un concierto cargado de nostalgia, energía y una potencia escénica que solo un referente del rock en español puede sostener. A las 21:20 horas, entre luces cálidas y una ovación de pie, Mateos salió al escenario para recordarle al público por qué su música se mantiene vigente después de más de cuatro décadas.


Sin rodeos y con una banda perfectamente alineada, abrió la velada con “Tirá para arriba”, desatando el primer gran coro masivo de la noche. Desde ahí quedó claro que el concierto sería un viaje emocional por los clásicos que marcaron a varias generaciones. Temas como “Mi sombra en la pared”, “Perdiendo el control” y “Llámame, si me necesitas” conectaron directo con los asistentes, que no tardaron en acompañarlo de principio a fin.


Uno de los momentos especiales llegó con los covers “The Power of Love” y “Everybody Wants to Rule the World”, que Mateos reinterpretó con su estilo característico, logrando una mezcla entre nostalgia ochentera y una ejecución fresca que sorprendió a más de uno.

El show mantuvo un ritmo sólido y constante, combinando introspección y explosión, hasta llegar a piezas obligatorias como “Es tan fácil romper un corazón”, que provocó uno de los coros más fuertes de la noche, y “Malos pensamientos”, con la que el recinto se
iluminó con miles de celulares grabando el recuerdo.


Con una duración de poco más de 2 horas, el concierto fue mucho más que un repaso de éxitos: fue una celebración del legado de Mateos, del rock en español y de la complicidad que el artista ha construido con Monterrey a lo largo de los años. La audiencia salió con la sensación de haber vivido una noche especial, cargada de recuerdos, pero también de una energía renovada que solo los clásicos bien interpretados pueden despertar.


Miguel Mateos lo hizo de nuevo: regaló una presentación honesta, poderosa y emocional. Una de esas noches que se quedan grabadas en la memoria colectiva de quienes han crecido con su música.

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