Por Ricardo Klein
En una época donde la música se consume a velocidad de streaming y los algoritmos dictan lo que escuchamos, las bandas de covers representan algo más que nostalgia: son guardianas vivas de la historia del rock. Son quienes mantienen encendida la llama de aquellos himnos que definieron generaciones y que aún hoy siguen emocionando a miles de oídos. Entre esas agrupaciones destaca Element, originaria de Hermosillo, Sonora, una banda que ha logrado trascender la etiqueta de “grupo de covers” para consolidarse como un proyecto sólido, profesional y emocionalmente poderoso.
Formada hace más de una década por Ernesto Bojórquez, la voz principal y motor del proyecto, Element ha construido un camino propio reinterpretando los grandes clásicos del rock de los 70, 80 y 90, y mezclándolos con su propio material original. A lo largo de su carrera, la alineación ha sumado músicos de gran talento como Arturo Galván, Juan Bojórquez, Juanlira Quiñónez, Carlos Jiménez, Ronie Gastélum, Tavo Uquidy, Orlando Tapia, Enrique Ramírez, Sergio Raso y actualmente Jorge Haros en la batería, quien llegó a aportar una nueva energía rítmica al grupo.
Su calidad interpretativa los ha llevado de los escenarios sonorenses hasta eventos internacionales, incluyendo su recordada participación en una fiesta posterior a la ceremonia de los Premios Óscar en Los Ángeles, gracias al apoyo del productor Gastón Pavlovich. Pero más allá de los reconocimientos, lo que ha mantenido viva a la banda es una convicción: el rock clásico no está muerto, solo necesita intérpretes apasionados que lo hagan vibrar una vez más sobre el escenario.
Reinterpretar, no solo copiar
Para muchos críticos, el valor de una banda que hace covers radica en su capacidad de reinterpretar. No se trata de imitar a los grandes nombres del pasado, sino de revivir su espíritu, aportando un toque propio y contemporáneo. Hacerlo bien requiere técnica, sensibilidad y respeto por la obra original. En palabras del productor Rick Rubin: “Recrear algo con autenticidad puede ser más difícil que inventarlo desde cero.” Esa frase resume la filosofía de Element.
El grupo entiende que cada nota y cada acorde de las canciones que interpretan es parte de una herencia sonora. En sus presentaciones, no solo ejecutan temas de Queen, Journey, Led Zeppelin o Black Sabath; los reviven con una pasión que trasciende generaciones. En cada show hay una conexión real con el público, una especie de comunión rockera donde el pasado y el presente se funden.
Cultura, oficio y resistencia
Las bandas de covers también cumplen una función cultural y pedagógica. En ciudades donde las grandes giras internacionales no siempre llegan, son estas agrupaciones las que permiten a la gente experimentar la magia de escuchar los himnos del rock en vivo. En ese sentido, Element es un acto de resistencia cultural: un recordatorio de que el rock sigue siendo una fuerza viva, una emoción que no se puede digitalizar.
Profesionalmente, tocar covers es también un ejercicio de disciplina. Permite a los músicos perfeccionar su ejecución, explorar diferentes estilos y conectar con públicos diversos. Muchos de los grandes artistas del mundo comenzaron tocando versiones antes de desarrollar su propio sonido. Los covers, lejos de ser una limitación, son una escuela abierta para todo músico que respete su oficio.
De Hermosillo al Alboa Fashion Drive
Este 31 de octubre de 2025, Element se presentaría en, Monterrey, llevando su potente show a una de las ciudades más rockeras del norte de México. Pero por causas de fuerza mayor se reprograma para febrero. Sigan las redes de Element y Frontera Rock para conocer más detalles. Será una oportunidad perfecta para disfrutar de su energía, su impecable ejecución y ese equilibrio entre homenaje y personalidad propia que los caracteriza. Porque cuando la pasión y el respeto por la música se unen, el resultado trasciende cualquier etiqueta.
En el fondo, el verdadero valor de una banda de covers no está en la copia, sino en la emoción que logra despertar. Y si algo ha dejado claro Element, es que el rock no es solo historia: es presente, actitud y entrega.


