Por Ricardo Klein / Fotos Archivo: Kristian López
El 25 de septiembre de 2007 no fue una noche cualquiera en Monterrey: fue la noche en que la leyenda se hizo presente. Tras más de once años de ausencia, Héroes del Silencio se reencontraron con sus fieles seguidores mexicanos en el Auditorio del Parque Fundidora, como parte de su aclamado Tour 2007.

La expectativa era enorme y, a pesar del tiempo transcurrido, la conexión con el público se sintió desde el primer acorde. La velada fue un viaje emocional a través de la discografía de la banda, que no dejó a nadie indiferente.

Un setlist de antología
Con un repertorio de 25 canciones, el grupo español demostró que su magia seguía intacta. Temas como «El estanque», «Entre dos tierras», «Maldito duende» y «La chispa adecuada» hicieron vibrar a las 15 mil almas reunidas en el recinto. Los músicos complacieron a sus seguidores con sus piezas más emblemáticas, desbordando una energía que mantuvo al público al borde del éxtasis.

Emoción a flor de pie
Después de dos horas y media de concierto, cuando las luces se apagaron y los asistentes pedían una más, la banda regresó para un emotivo cierre con «Tesoro» y «En brazos de la fiebre», dejando una marca imborrable en la memoria de quienes estuvieron ahí.

El legado intacto
Este concierto fue la prueba de que el legado de Héroes del Silencio sigue vivo. No solo ofrecieron un espectáculo memorable, sino que reafirmaron su estatus como una de las agrupaciones más importantes del rock en español. La energía, la entrega y la comunión con su público hicieron de esa noche una experiencia única e irrepetible.

El reencuentro de Héroes del Silencio en Monterrey no fue solo un concierto: fue la celebración de una leyenda que, a pesar del tiempo, permanece viva en el corazón de sus seguidores.











